domingo, 12 de enero de 2020

Lejos del flashmob

De pequeño (y de eso hace ya un tiempo), me flipaban aquellos numeritos musicales insertados en las producciones de Hollywood donde de pronto, un personaje empezaba a cantar y a bailar y todos cuanto estaban alrededor se cogían a rueda. Era fantástico y tan natural a mis ojos de entonces. Después todo fue cambiando y poco a poco, como el que despierta de un sueño, aquella percepción de naturalidad se fue disipando, se volviendo menos idílica y más ridícula.  Sin duda, empezaba a descubrir el mundo y lo que descubría no parecía coincidir en nada con aquello.



Hoy guardo con cariño algunas imágenes en mi mente de aquellas películas donde además, sabías quien era el bueno y quien el malo y donde parecía que todo era sencillamente bonito y cercano a la perfección.


Hoy ya no hay quien se aclare y hasta ¨los buenos" pueden ser personajes sin escrúpulos que asesinarán a quien haga falta sin pestañear. Tal vez mi vida (y la tuya), se parece más a las películas de hoy ahora que hemos crecido y tal vez, sólo tal vez, tengamos en ocasiones la sensación de vivir en una especia de matrix en la que todo esta programado y donde la espontaneidad creativa y asociativa se ha perdido y queda ya en un plano inalcanzable. Tal vez, aquellos números musicales a modo de flashmob de la época ya nos querían decir algo que aún no hemos interpretado correctamente, o simplemente, eran faldas de colores al vuelo. De verdad, no lo sé, pero aquí, en la pequeña ciudad donde vivo no se hacen flashmobs, y a veces, sólo a veces, se echan de menos, como aquellas noches de verano.





Juan Carlos López Carbonell

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